lunes, 2 de diciembre de 2013

Autitos de Juguete

Sal de la cocina, repetía fuerte y efusivamente la mamá de Rodrigo, incentivando a que saliera a como de lugar desde donde se prepara la comida, donde existe la posibilidad de que se queme con agua caliente, dos años atrás ya había tenido un accidente, sin secuelas gracias a Dios decía su abuela, la simple idea de que alguna marca quede en el cuerpecito de Rodriguito, que ya no era tan cuerpecito, era motivo para sacarlo con viento fresco de ahí.

- Ya pues, ya escuchó a su mama, salga le están diciendo - Repite en voz alta doña Manuela
- Pero abue - Reclama Rodrigo.
- Ya oyó, haga juicio y no haga que lo castiguen. !Partió para afuera!¡Vaya a jugar con su hermano! - Sentenció la octogenaria.

Tomando todos los autitos de juguetes se fue a instalar al comedor, ¿querí jugar conmigo?¡Ya po! juguemos, preguntó e insistió Rodrigo a su hermano mayor, que no era tanto mayor, pero si lo suficiente para ignorar las peticiones del pequeño Rodriguito, déjame, estoy viendo la tele, respondía cada cierta cantidad de solicitudes. Al ver que no tendría el poder de convencimiento que desearía se recostó sobre la alfombra de pelo grueso, cerca de la salamandra que tanto calentaba en el invierno, y que hoy, en verano solo sirve como mesa para poner adornos y decoraciones.

Arrugó la alfombra para armar montañas y cerros, por donde pasar los autos, dispuso un cinturón de cuero de su padre para que serviría de camino pavimentado en su imaginario, un par de pequeñas ramas que habia traído desde afuera servían para terminar la decoración de la carretera.

Cargaba los camiones con vacas, las llevaba desde la punta del cinturón hasta la montaña más lejana, a pastar se decía, otro vehículo entraba en escena, hola, ¿tiene leche?, si, como no, deme un segundo y el camión partía a buscar la vaca desde la montaña más lejana y volvía hasta la punta del cinturón y así el juego continuaba en la cabeza de Rodrigo.

¡Extra!¡Extra! oye Rodrigo quien levanta la cabeza desde el suelo, arqueando su cuerpo, mira la televisión y ve cómo es que las noticias quiebran la programación habitual.

- ¡Mamá!¡ya va a comenzar! - Grita el hermano desde el sillón.

Desde la cocina, apresurada sale la madre secundada por la abuela, Rodriguito no entiende lo que pasa, es muy pequeño para estar atento a lo que sucede, pero lo siente, palpa que el aire está tenso, que lo que se juega el dia de hoy es mucho más que la entrega de la leche en su imaginación, más que el proceso productivo que aprendió hace un par de semanas en el colegio rural al que asiste en algún cerro perdido en la provincia de Cautín. La madre toma posicion detrás del sillón desde donde abraza al hermano mayor, la abuela se sienta en el brazo del sillón y le toma la mano, Rodrigo no puede sentir envidia, pero si mucha curiosidad, porque su hermano tiene tanta atención, que tiene que ver con la tele y porque todos miran tan atentos la tv.

Por el pasillo caminan los elegidos dice la teve, la emoción comienza a brotar por lo ojos, en la televisión se ve a un montón de tipo de bata blanca que siguen, rodean y estudian a uno que va al medio, vestido con un ajustado traje negro y un casco que parece la cabeza esquelética de un elefante, con trompa y todo, un que bacán el traje se le escapa al hermano, Rodrigo ve la pantalla y no encuentra nada del otro mundo, "Primer Necronauta" lee torpemente desde la franja de color naranja que se encuentra en la parte baja de la transmision.

¿Tiene queso? Si, deme un minuto, se lo traigo de inmediato dice en voz baja Rodrigo mientras toma por la parte de arriba, con sólo dos dedos y con cuidado el más brillante de sus camiones, lo guía a través de de un surco, al rededor de una rama hasta la mesa de centro y comienza a llenarlos con los dados que ahí se encontraban, despegan dice una voz aguda desde la televisión, momento histórico apoya otra, la visión del niño instintivamente se va hacia el aparato electrónico, la imagen nuestra un cohete que cruza el cielo, el encuadre intercala planos generales con acercamientos, ve a su hermano, abuela y madre, parecen no respirar, no presta atención y hace caso omiso de la televisión, toma el camión cargado y retoma el camino de vuelta, baja con cuidado el vehículo y su preciado cargamento hasta la alfombra, lo mueve despacio y pasa hábilmente por uno de los surcos, sube y baja delicadamente las colinas, el camión se encuentra llegando cerca de la hebilla del cinturón cuando un puntapié nervioso lo manda a volar lejos de la mano de Rodriguito.

- ¡pero weon! - Reclama colérico Rodrigo - ¡Feña culia'o! - agrega mientras enrabiado se levanta a golpear al hermano, un par de combos le alcanza a dar sin olor de resistencia hasta que se percata que esta llorando, que su héroe, guía, ejemplo y hermano mayor esta quebrado, se da vuelta y no ve más que humo en la televisión. El hermano lo abraza, Rodrigo se pone a llorar y la televisión titula "catástrofe en primera misión Necronauta en Chile".



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