jueves, 21 de noviembre de 2013

Palabras

De pura suerte, o mejor dicho para esta historia donde la suerte no existe: destino, Fernando Ahumada encontró el texto que le cambió la vida, no fue en las profundidades de una excavación, no fue en el punto más oculto y polvoriento de una biblioteca, no, sucedió en Loncoche, más específicamente ocurrió en un canastillo que soportaba los diarios del día, en las afueras de una tienda de lotería, dentro del supermercado, si es que es posible dar esa categoría a aquel galpón que daba abrigo a “El Trébol”. No alcanzaba a tener ocho años cuando su madre, adicta a soñar con una mejor vida, lo mandó a comprar tres raspes de cien pesos y un cartón de Kino. Mientras hacía la fila para pedir los números aprendidos ya de memoria, miró el afiche que promocionaba “Se Acumuló el Kino, 1.600 milones”, y haciendo caso omiso a su visión y conducta crítica que lo llevaba a mirar una y otra vez el error evidente de “milones”, evitando divagar para descubrir en sueños qué es lo que sucedió para que semejante error llegará a la luz pública, continuó hacia abajo, fijando la vista en una palabra que por primera vez veía, que no comprendía, pero que en enormes letras negras destacaban por sobre el resto “Chile Aprueba proyecto de Necronautas” y bajo el titular una imagen de un astronauta, muy similar a la foto de Armstrong en la luna, esa con la bandera de estados unidos, sólo que con el fondo distorsionado, con colores y formas incomprensibles y la bandera de Chile en la mano.



La imagen evidenciaba un claro montaje, sin embargo, no era lo importante, o tal vez sí, el punto es que para Fernando, la palabra Necronauta era más fuerte, necesitaba saber de qué se trataba, como es que sonaba parecido a algo, pero tan distante, obviamente la foto es una pista, tiene que ver con la Luna o con viajes, pero no logra descifrarlo.

- Dígame – Quiebra su concentración el almacenero.
- ¿Ah? – Logra gesticular el pobre Fernando desde su reflexión.
- ¿En que lo puedo ayudar?
- Deme un Kino
- ¿Números?
- Al azar.
- ¿Algo más?
- No, eso no más.

“Milones” volvió a ver, tomando su recibo salió de la tienda y al salir comenzó a ver en el muro de avisos clasificados “se vende consola PlayStation + 3 juego $20.000”, sin la “s”, era “juegos”, en plural, no “juego”, su manía por la palabras lo llevaban de un lado a otro, sin concentración, era un caso perdido de escriptofobia, su mente y vida divagan, no llegará muy lejos. Afuera su madre lo espera en la camioneta, protegida de la lluvia, ahí siempre llueve, la gente tiende a pensar que Valdivia es lluvioso, eso es porque no conocen Loncoche, nadie lo conoce, muchos piensan que se llama Loncoleche y si no fuera por la empresa esta ciudad estaría muerta, abandonada, siquiera vacas habrían acá. Un pueblo sin futuro, sin historia, un lugar que calza perfecto con el perfil de “nowhere”.

- Mamá, ¿Qué es un milon?
- No sé
- ¿Y milones?
- Tampoco
- ¿Y Necronauta?
- Menos, ¿De dónde sacas palabras tan raras por Dios, Fernandito?
- No, sé, se me ocurren. ¿Nos vamos para la casa?
- Sí, pero antes tengo que pasar a la farmacia. 
- ¿Me compras un chicle?
- No.

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